domingo, 28 de mayo de 2023

ELECCIONES



Crónica del día: ELECCIONES. Quizá hoy sea el único día que me he despertado con "nostalgia" por el trabajo. Hasta estas elecciones y desde las primeras de 1979, nunca he dejado de estar al pie de urna, es decir, velando porque las jornadas electorales en Tobarra se dieran con normalidad y sin sobresaltos, desde la responsabilidad que administrativamente tenía. Y gracias a mis desvelos y a mis compañera/os, siempre transcurrieron con absoluta tranquilidad y civismo y así ocurrirá hoy que quedan en otras manos. Quizá en algún momento, no obstante, reúna en un anecdotario las que, comprensiblemente, también se dieron en jornadas de nervios electorales y disputas por llevarse el "gato al agua". Anécdotas tengo, sobre todo, para sonreir, porque la "normalidad" no siempre estuvo exenta de momentos "raros" y extraordinarios.

Luego iré a votar, porque ya alejada de responsabilidad adminsitrativa, me queda quizá la más importante responsabilidad por mí misma y quienes me rodean: Votar con conocimiento (causa y efecto), pues las elecciones permiten, como los libros, elegir bien con qué lecturas y con quienes queremos rodearnos mejor como compañeros de viaje.

Gata Literata.

martes, 23 de mayo de 2023

Opinólogos, todólogos, sincericidas y otros ególatras




Crónica del día: Es bueno pararse a reflexionar. Contar miles de segundos antes de decir lo que callarse debe, de opinar sobre lo que no se sabe o dar testimonios solo de parte, porque siempre hay que escuchar en todas direcciones; así sopla el viento y los huracanes pueden derribar muros cimentados solo a la mitad.
Opinólogos, todólogos, sincericidas, ególatras… y ganas de fastidiar demasiadas veces, es lo que más parece abundar…
Leo por acá o por acullá por tanto, me pregunto, qué necesidad tendrán algunas personas en contar lo que dicen que han hecho, les hacen o nunca hicieron. Ven la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio. O cuando insultan, gravemente, porque la feria no les ha ido como se la intentaron montar.
Tantos años, tantos estuve, que el trabajo me enseñó lo conveniente: A guardar silencio, muchas veces. A hablar cuando es necesario. A leer entre líneas, casi siempre… Y lo más fundamental: A dar testimonio, por estar.
Y una sabe… Y calla.

La gente opina, escribe. Se erige en defensora de causas que ni saben si son verdad, y se les hace un lío su propia racionalidad.

La gente cuenta. Algunos se critican a escondidas, pero luego se besan sin intimidad. Otros muerden la mano que les da de comer. Muchos reivindican lo justo. Y demasiados no encuentran el lado bueno de la cama…

Yo no doy ya fe de nada, porque mi fe se acabó de tanto darla. Ni soy de aquellas personas que besan las manos que quisieran ver quemadas… Tampoco voy a salvar la ética de nadie, porque con cuidar de la mía es suficiente.

Pero leo, porque la gente escribe y se describe… Con ironía, con humor, con bilis, con miedo, con rabia, con esmero, con envidia, con placer, con mentira, con dolor, con tiento, con tinta… Y luego está la Literatura, pero eso es otro cantar.

Cada vez tengo más claro que, si pudiera, me compraría unas alas y aprendería a volar. Porque hay terrenos que es mejor observarlos a vista de pájaro, que pisarlos…

Gata Literata.