miércoles, 25 de abril de 2012

CLARA, LA GATA TREPADORA.


Crónica del día: Cómo una gata sabe subir como subir se debe. Y bajar sin lanzarse al abordaje.

Clarita no es una gata común, aunque sea tan común como cualquier gata sin pedigrí, -que ni falta que le hace-, pero tiene un no se  qué que la hace diferente; al menos eso me parece a mi, que estoy con ella que no quepo de contenta, desde que me la encontré la noche lluviosa con un frío de perros, mientras tomaba una bebida espiritosa, y la traje a casa que no pesaba ni media cuarta, y ahora no cabe en el traje de cristianar.

Nunca he visto a gato alguno, subir y bajar  como lo hace Clarita, ora un zarpapie, ora un brazuelo, ora otro piezarpa, ora otro zarpazuelo...¡¡Ale hop¡¡. Y hacia abajo, un, dos, un, dos...Nada de ir al suelo de un golpe y sin elegancia gatuna.
La puerta del elevador, -que eleva lo que está abajo y baja lo que está arriba- es su hobbie. He aquí la muestra que muestro orgullosa como feliz mamá de felina tan oronda y de travesura tal que, si no fuera porque ya no me deja el tiempo -que tengo- me entrenaba con ella para escalar el Everest o, como poco, el Cerro del Reloj de la Villa.

Cada quién presume de lo que tiene. Otros de lo que carecen pero hacen creer que tienen; y los más, ni presumir saben porque no  encuentran pino para tumbarse en sus aljumas...En fin; que así es la vida de presumida. Pero yo si, yo presumo de ser una gata con suerte. Y quién no sea gatuna; que no se extrañe si se le llena la casa de ratones.

Gata Literata.