Crónica del Día. Por sexto año consecutivo de frío otoñal, se ha contado, cantado y bailado bajo los tejados para una buena causa: Ayudar a los enfermos de Alzhéimer y otras demencias seniles de Tobarra (el pueblo de nuestra ama que, según ella, -y los felinos corroboramos- es solidario por naturaleza).
Los tejados aparecieron cubiertos de escarcha los días 14 y 15
de diciembre, pero los corazones emitían calor para derretir el frío del
olvido. Fueron los días en que hombres y mujeres de buena voluntad, de voces timbradas,
se dedicaron a recaudar fondos en esa VI Gala Musical que, como en años anteriores
(y según oimos los gatos) ha sido de nuevo un éxito, gracias a tantas personas como
han colaborado con cantes y bailes de salón. Además de ese cuento, que la dueña
de nuestro corazón gático dedica cada año a Olvido, y que hemos conseguido
traernos aquí, para que los gatos nos arrullemos con palabras en los momentos
en que nos hace falta sentir la caricia de una voz.
Claro, que con esta ama nuestra, los gatos nunca sabemos por donde nos
va a salir. La fuimos observando durante días, -mientras nos asomábamos por las rendijas de su vida- cómo doblaba su voz y se volvía la niña que quería hacer reír a su abuela...
Y pocos supieron, -en el escenario de las noches altruistas- hasta que lo dijo, que Carmelilla era su propia niña interior
Y pocos supieron, -en el escenario de las noches altruistas- hasta que lo dijo, que Carmelilla era su propia niña interior