miércoles, 20 de febrero de 2013

DIA DE LOS GATOS.


Crónica del día: Ellos también se lo merecen. Al parecer todo tiene que celebrarse, y los felinos no van a ser menos. Claro, que si no es porque un Presidente de Estados Unidos, nada menos que Bill Clinton, -y gracias a su hija- que tuvo el privilegio de conocer el fascinante mundo gático, igual aún estábamos por reconocer que mientras hay gatos, la vida tiene el cálido sonido de un ronroneo y muchas cualidades que nos ayudan a compartir . Bueno, el caso es que sea como fuere, estos animalitos, tienen también su día internacional para decirle al mundo que, ser felino, es igual a libertad, independencia, compañia de hogar, ternura, y muchas, muchas entregas de caricias al corazón de los humanos.
 
"El responsable de que esto sea así, se llamaba Sochs  y era la mascota del expresidente estadounidense Bill Clinton. Murió a los 20 años y gracias al poder de Internet tiene un día en el calendario.
La fecha que fue establecida por los usuarios de Internet después de la muerte de Socks.
Este minino vivió junto a la familia presidencial entre 1993 y 2001. Al fallecer tenía unos veinte años y tuvo que ser sacrificado debido al cáncer que padecía.
Fue la hija menor de los Clinton, Chelsea, quién lo adoptó mientras su padre era el gobernador de Arkansas. Tiempo después fue elegido presidente y todos, incluido Socks, se mudaron a la Casa Blanca.
Ahí se convirtió en un ícono mediático y aunque parezca increíble, el mismo Clinton tuvo que pedirle a los paparazzis que dejaran en paz a su gato.
Sin embargo, al término de su mandato, la familia dejó a Socks al cuidado de la secretaria del expresidente, Betty Curry, ya que se había enamorado de él.
El 20 de febrero del 2009, Currie tomó la decisión de practicarle la eutanasia debido a problemas de tiroides, riñón y un cáncer a la garganta y mandíbula."
 
Fuente: Internet, donde si no...
 

In memoriam de Socks, y todos los gatos que están maullándoles al viento, desde el  lugar que de la vida se oculta.
 

jueves, 14 de febrero de 2013

SAN VALEGATIN.

 
Crónica del día. Los gatos no tenemos por costumbre obsequiar bombones ni flores un día al año. Para el amor, solemos comprar sardinas de vez en cuando, para darnos un festín, con nuestros amos. Claro, que tampoco se desmerece un maullido tierno y una lamida, aunque rasque.
 
Georgina se humedeció los labios a los que había dado un toque de rouge, y deslizaba las manos por la falda recién estrenada, como queriendo alisar los inexistentes pliegues.

La blusa dejaba asomar el canalillo de un escote perfumado y suave, y los pechos apuntaban hacia el espejo.

Sonó el timbre de la puerta. Se ruborizó a la vez que el nerviosismo por el encuentro, le aceleraba el corazón tierno. Por fin, después de mucho tiempo, iba a celebrar San Valentín. Se había enamorado, y él, acudía por primera vez a su cita de la noche, para que el día no se perdiera entre el deseo amurallado de sus muslos.

Se habían conocido unos meses antes. Y, sin red, se tiró al vacío de sus ganas. Ahora, aprovechando el 14 de febrero, sabía que había llegado el momento de que el deseo, tanto tiempo contenido, fluyera en éxtasis teresiano; cubriendo de espasmos y ruidos quedos, las paredes de su alcoba.

Creía que, por muchos rezos que destinara una vez que San Amor la poseyera, siempre serían pocos para agradecérselo al Santo.

Mientras se dirigía a abrir, recordó que la mejor botella de vino tinto aguardaba el descorche para el momento de saborear los besos. Las flores, colocadas estratégicamente, enmarcarían el salón cuando él atravesara el dintel y la abrazara macerando su piel. La romántica velada prometía sexo y amor, después de degustar las cocochas de merluza.

A Georgina, se le quedó la boca abierta y la lengua entre los dientes.

El repartidor le extendió, entre un saludo mascullado y sucio, la hoja arrugada y rosa donde debía firmar el recibí.

Cuando la caja, anudada de rojo carmesí, dio paso al regalo del día de los enamorados, las croquetas de gato saltaron esparcidas por el salón.

La nota, perfumada y caligrafiada con gusto, decía:

Queridísimas gatas:

Con todo mi amor, deseo y esperanza de un futuro juntos. Nunca olvido lo hermosas que sois. La belleza de vuestros ojos y el suave ronroneo que ha colmado mis vacías noches y llenado los días de recuerdos, desde que os conocí, en casa de ella. Os extraño. Me gustaría, en estos momentos, acunaros a las dos, en mi regazo.

Que, San Valegatín, sea, por siempre, el que vele por vuestros maullidos. Espero que vuestra ama, Georgina, os trate con todo el amor que yo os tengo.

Os envío, además de las croquetitas de salmón, pollo y verduras, una réplica del cuadro que, un amigo japonés, pintó sobre el santo de los enamorados gatos, para vosotras.

Siempre vuestro.

Jenaro.

domingo, 10 de febrero de 2013

EL CARNAVAL DE LOS GATOS.




Crónica del día: Disfrazarse es imitar a la ilusión o imaginar lo que nos gustaría ser, o somos, aunque nos ocultemos tras la "normalidad"

El Carnaval siempre da rienda suelta a lo que permenece oculto en la cotidianidad; por eso es la magia que nos convierte en lo que sentimos,y nos hace reír aunque llevemos sabor de sal en nuestra piel.

Las murgas, las comparsas, se atreven con la verdad disfrazada. Cantan a la calle que no puede ocultar, por mucho que lo intente, lo que camina con traje recién cortado; oliendo a limpio, aunque la mugre se esconda en los pliegues de  piel perfumada.

Os aconsejo un rato distendido para escuchar. España tiene, como los paises más carnavaleros, tradición de disfraz, de escondite, manos negras bajo guantes blancos, y caras pintadas.

Los gatos sabemos lo que cuesta maullar entre el ruido. Cantar sobre los tejados lo que se mueve en el asfalto. Ponerle música a lo chabacano, y no bailarle al agua a quienes quisieran que no hubiera gatos que maullaran, a lo que huele a podrido, por la ciudad.

Que no os den liebre por gato, hombres y mujeres de la calle.
 
Y Feliz Carnaval, donde todo es posible...