Se nota que a los belenes les está pasando factura la crisis,
parece que en este caso de la fe. Si es que ya lo vengo avisando según la
crónica de la calle; nada es lo que era, ni lo que parece. Toda la vida el buey
y la mula protagonistas de ese mundo de creyentes que han celebrado que
el Niño Jesús naciera en un pesebre de aquel portal de Belén, y ahora resulta
que nunca emitieron calorcito entre paja. Ni tampoco es verdad que los Reyes
Magos fueran de Oriente. ¡Qué va¡ Desconociamos que tenían la gracia y
el desparpajo en vena; que seguro cantaban bulerías, y le daban al taconeo
brindando con rebujito en la feria de abril sevillana. (De la antigua Tirso o
Tartesso llegaron, y de por ahí, por Huelva, Cádiz o Sevilla, se dice que eran
los orientales reyes de camello, oro, incienso y mirra, ahora devenidos en
occidentales y de España, para más solera.
Al parecer, los salmos siempre se han leído a oscuras y han sido
malinterpretadas sus lecciones. Pero Ratzinger, (del que se dice que es el
último Papa) puede que quiera pasar a la posteridad dejando limpia (cosa
improbable) su hoja de servicios y está dando su opinión urbi et orbi para
alivio de su pesada carga papal.
Poco a poco, los “santos” padres van tomando conciencia de las
barbaridades históricas cometidas por sus empresas. No han hecho las iglesias
ningún ERE. (que se sepa), pero en definitiva están haciendo recortes en
cuanto a creencias erróneas, y eso, en estos momentos casi es de agradecer,
porque la crisis que se comparte, pareciera que es menos crisis… (Esperemos que
no se perciba como “mal de muchos, consuelo de tontos”.
Me pregunto también, que será de esa profecía anunciada por los
más agoreros para el fin del mundo el día 21 de diciembre, aquella que los
Mayas vaticinaron para que tengamos un bulle bulle recorriéndonos las carnes en
las puertas del sorteo de Navidad. -Estaría bueno que este año fuera a tocarme
el Gordo (de la Lotería) y por eso de que un día antes todo se esfuma, se me
quedara el número achicharrado en el bombo-
En fin, el caso es que yo, esto último no me lo creo. Que acabe
el mundo pronosticado con tanta antelación me da a mí que va a ser como el
cuento del lobo, (esperemos) y ojalá nos llegue cuando hayamos vivido lo
suficiente como para no importarnos que nos pase como a los dinosaurios.
No obstante, como gata sensible (que no sensiblera) espero que estos días, sobre todo, en la calle el orgullo se lo
trague el pavo, los portales se
iluminen con hilos destellantes y desternillantes, y siga el Arte
alimentándonos con arte; y la palabra nos lleve a degustar el corazón (muy
hecho) de las gentes.
No hay remedio: Es Navidad...Y a mal tiempo, sopla-suegras.