martes, 20 de noviembre de 2012

BURKA.



Crónica del día. En la ciudad de los gatos, cualquier cosa se puede sentir, oír o hablar. Incluso ver...Es la magia.

Ella se dispone para dormir junto a su hombre de piel canela.
 
El velo le cubre el rostro oscuro.
 
Su cuerpo tirita bajo las sábanas blancas.
 
Por fin, puede desnudarse el cuerpo.  Dejar sobre la cama el traje azul.
 
Él le hace el amor como aquellos años de enamorados.
 
Cuando no se escondían los pensamientos.
 
Se sorprende.
 
Ahora puede sentirse de nuevo, mujer sin miedo.
 
O eso cree.

 
 
 
 Un Burka por amor. Me ha gustado volver a verla. En el cine de barrio que tengo en casa. Aunque no me gusta nada, pero nada, un burka ni por todos los amores. Pero me ha inspirado...Como casi todo lo que se mueve bajo los tejados.
 
Gata Literata.
 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

EFECTO DEL AFECTO.


Crónica del día. Agradecer el afecto es consecuencia del efecto que en el corazón hacen los afectos.

Maúllo de contento al oler la tierra húmeda. Se vuelven hacia mí los habitantes de la noche, solitarios, sin techo y amor caliente; sin un pescaíto que llevarse al hambre, sin más agua para beber que la de los charcos brillantes por el reflejo de las farolas encendidas.

Tengo suerte, me digo al entrar a casa y mirar la calle tras la ventana por donde veo caer la lluvia que salpica el cristal en la noche oscura. Yo no tengo frío, ni hambre, ni sed, ni necesidad de afecto. A mí, los besos me abrigan el alma y el cuerpo de piel sedosa se alimenta de croquetas aderezadas con el sabor del corazón dulce de mi dueña y mi amo afable.

Mi suerte de gata que aprende a hablar maullidos nuevos, levanta los ojos color de cielo y mira a la sonrisa dulce de mis amores.

Ronroneo tanto de felicidad que creo que voy a quedarme ronca y sin maullidos por una temporada...

Clara, la gata.


 

jueves, 1 de noviembre de 2012

DIFUNTOS Y ÁNIMAS ANIMADAS.

 
Crónica del Día. Hay lugares donde los muertos son ánimas y otros muertos animados.
1 y 2 de noviembre: Visita a los cementerios, para seguir el resto de la vida echando de menos a los que se fueron con la muerte.
Pero en la Ciudad Gática, todo es posible. Desde el humor negro hasta derretirse los huesos por México.
 

En España lloramos a nuestros muertos. Los gatos ronroneamos y lamemos las heridas con sal en las tristezas.

En México a la Catrina regalan dulces, flores y todo tipo de presentes según fuera el gusto del finado consumidor, y hasta les bailan rancheras en las sepulturas. Podría entenderse como el arte de morir.

Diferencia cultural y mental.

Lo que para unos es lamento y rabia, para otros es la seguridad de darle al sufrimiento con los huesos en las narices.

Deberíamos educarnos para el bien morir. Tener la noción clara desde que se nace que la carcasa revestida de carne débil es fugaz y perecedera y que, muriendo, daremos con los huesos artríticos en el limbo de los dioses. Claro, que una cosa es la cultura de la aceptación de la muerte, y otra la incomodidad del encierro de por vida perecida en un apartamento de dos por un metro que, a según como está el €, no vale ni lo que costó el entierro.

Dicen las religiones varias que unas veces se gana y otras se pierde en esto del óbito. Si acaso luego lo de la reencarnación funciona, esta gata quiere perderse en el paraíso de los gatos, y comer atún con gambas, dándole al vino de buen año. Pero si lo que prima es eso de la resurrección, menuda faena; porque no sé, ni nadie me lo explica, en qué consiste eso de resucitar. ¿Qué volvemos al mismo sitio con los mismos pelos? ¿Nos quedamos tersos una vez resucitados o uvas pasas según la añada del finado? ¿Se abrirán las puertas del paraíso o seguirá Hacienda con sus requisitorias?

No sé. Los gatos somos suspicaces en eso del vivir, aunque a nosotros vidas no nos faltan; tenemos de 7 a 9 según creen los humanos, pero sobre todo porque hay mucho vivo por ahí que hace de la vida un saco de muertos y por eso ponemos en duda cualquier cosa que no veamos con nuestros ojos. Pero que a nadie se le escape que tenemos, como dijo un día un escritor famoso, el don de ver lo que otros ni se imaginan.

Sir ir más lejos, ayer vi cerca de mi ama un ángel blanco, que ella reconocería entre mil con su moño bajo y sus ropas negras. Sonreía. Me guiñó un ojo y atravesó la puerta.

Gata Literata. In Memoriam de la abuela de mi alma.