domingo, 21 de junio de 2015

IMPUESTO AL SOL



Crónica del Día: Que Rá nos asista. ¡Oh! Dios del Sol y de la Vida, no nos dejes caer en las garras de un mal Ministerio. Danos hoy el calor tuyo de cada día y evita la abusiva del poder...

http://www.wwf.es/?35120%2FPor-el-autoconsumo-energtico-di-no-al-impuesto-al-sol

Nací en verano, en la madrugada de un día que se cubrió de sol y fruta madura, de sandías en la Placeta de San Roque y limón granizado que mis vecinos hacían para vender a la tarde cuando  declinara el sol en las baldosas.

Mis años son variados. Como las vidas que he tenido dentro de la única que me acompaña porque, pese a mi felinidad, no tengo 7, ni 9.  Una sola vida en la que he vivido, más que muerto, de rabia por tanta injusticia, despropósito e incertidumbre. Hoy es un día de siembra y recolección de palabras y buenas intenciones. Pero me encuentro con esto y me da coraje no tener muchas más vidas para con ellas romperles las intenciones a tanto des-gobernante que nos quita la única cosa que debería ser nuestra: El privilegio de haber nacido en un país con Sol que nos regala calor, energía y vida,  cuya luz no se cuenta en kilovatios ni facturas indescifrables. Yo  no sé si esto es posible, porque demasiadas mentiras andan ahí afuera, haciéndose fuerte en las intenciones. 
Pero por si acaso, comparto y, de mi cosecha opino lo que me sale de las zarpas y las palabras.

Firmado: Gata Literata.

sábado, 6 de junio de 2015

LOS ESCOLLOS DE LA MUERTE



Crónica del día: Llegó hace casi tres años a casa. Observando desde el cerro, poco a poco, para asegurarse de que este hogar sería el definitivo. Huidiza siempre, solo se rindió a mí cuando parió un único gatico muerto y me suplicaba ayuda para expulsarlo. La esterilizamos para que no sufriera más el embiste del deseo callejero y ha sabido, poco a poco, ganarnos para otra causa del corazón que ahora duele.


En momentos como estos quisiera ser médico, o enterrador o, como poco, lo suficientemente preparada para enfrentarme con lo desconocido hasta llegar a poder familiarizarme con Ella, con la pérdida que nos cuela desde sus huesos pálidos y las cuencas vacías de sus ojos. Quisiera tener la fortaleza que da el saber, a ciencia cierta, que la Muerte no es llegar a la nada, ni siquiera al olvido, sino que es el camino, frío y doliente, hacia otra forma de sentir sin que nos duela.
No he podido aún, decidir por ella con la eutanasia,  pese a que la veo, cada día, caminar sin suerte de estar viva, observando en ella la caverna que, poco a poco, lo que parece un carcinoma de células escamosas,  le va horadando la boca con la que ya a duras penas puede sustraer del plato las croquetas de gata adoptada y, por consiguiente, querida.

Hace días, Minimí, cruzó el arco iris para ir en busca de otra forma de enfrentarse a la Vida que sobre el asfalto le negaba una maldita y deshumanizada mano llena de veneno y un corazón duro como la rigidez cadavérica que pudo imprimir, voluntariamente y sin que se le quebrara la conciencia, a una gata noble y sin posibilidad de defensa. Y ahora, desde hace ya unos días que se me eternizan, Birdye, va despidiéndose, con sus flaquezas y su mirada acuosa y triste, de este paseo bajo las nubes, entre las sombras  del jardín que le  cubren del implacable sol que, al parecer, y junto a sus años, le ha propiciado esta forma fea de morir lenta, pero segura.

No, no estoy preparada para ninguna pérdida. Y más vale que me dé prisa en el ensayo, si no quiero seguir sufriendo, de por vida, con el dolor que me provoca la muerte de un ser querido. Ya sea persona, animal o cosa, y digo cosa,  no como ser, pero con el cariño por las cosas que, siempre, irremediablemente, como humanos de buena voluntad, llegamos a imprimirles un cariz de sentimiento y las acabamos queriendo como queremos a todo lo que hemos sido capaces de llevar a nuestras vidas, aunque sean de madera o porcelana.

Esperaré, esperaremos los dos, los humanos con corazón de esta casa (quizá de gato) unos días más. Hasta superar el escollo de poder decidir sobre la vida y la muerte de un animal felino, que supo llegar, desde la soledad y el hambre, a nuestras vidas.



jueves, 4 de junio de 2015

BABA DE CARACOL



Crónica del día: En la bonanza de un jueves festivo, recuperado por la causa, como aquel antaño que ha vuelto, con el sol de primavera, en el que tres jueves relucían como el sol...(Jueves Santo, Corpus Cristi y el Día de la Ascensión)... Qué cosas, una pensaba que eso no volvería y, por la parte que me toca, se agradece un día de sosiego entre semana para maullar lo que me dé la gana...

Así que hoy estoy relajada, aunque...

Me lo temía: algún caracol en mal estado se ha debido de colar entre los sabrosos (que anda que no los como yo: picantes, grandes, pequeños...), y la indigestión, por consiguiente, me produce ganas de vomitar. Habrá que fumigar la mata por donde el caracol pasa. Es de la huerta (los de río son otra cosa), y alguna mala baba ha debido generar lo sembrado. Pero nada que no pueda arreglarse con el Corpus en descanso. Eso sí, me tomaré un Motilium, y a otra cosa, mariposa…

Por cierto, hacía tiempo que no disfrutaba, temprano, de la lectura de la prensa diaria. Tengo que decir que la de ayer, con retraso, pero no por eso menos interesante, me ha divertido, sinceramente. 

Crece en mí el especial placer que me propicia la lectura...Ahora estoy enfrascada en los beneficios que le adjudican a la baba de caracol...Pero no sé, en realidad, que maullar, porque como todo en esta vida loca, lo que es bueno para una cosa,  para otras se puede perjudicar, seriamente, a la salud... 

Estaré atenta, también, a la escritura, que, infravalorada, ocupa ríos de tinta...Hay tanto tonto por ahí con un lápiz... Por lo que yo observaré presta con la pluma afilada y la lengua dispuesta. Me subiré, en este día en que los humanos sacan otra vez las andas a desfilar, al tejado a escudriñar, con mis ojos de gata literata, lo que por la calle pasa…

¡Miauuuu!