domingo, 29 de abril de 2012

CHISTEANDO.


Crónica del día: Cuando el gato no tiene que hacer, con el rabo escribe lo que le sale del bolo.
Fdº Clara, la gata.

El tejado me resbala y de un salto me largo a la terraza, donde se respira un aire limpio y fresco a cuenta de la lluvia caída.
Mi ama me tiene a dieta. Dice que menos croquetas y más ejercicio, pero eso sí, si me salgo a la calle, ya está con su cantinela de que no me vaya lejos, ni tampoco cerca, ni que me entretenga olisqueando los rincones callejeros, ni que suba ni que baje; o sea, que me esté quieta y eso, para mí, es más que imposible porque, ¡menuda soy yo¡ Claro, que la culpa la tiene ella, por hacerme la ligadura de trompas que, según le tengo oído no es de un elefante (que a esas se las carga el rey) sino de un tal Falopio que a saber quién será y que tendrá que ver conmigo. Pero el caso es que ni echarme novio puedo; menos un ligue de ocasión: con la de morenos, rubios y tostaos que pasean por mis narices. Me ha convertido en una modosa gata encerrada, sin un lindo gato que llevarse a la canasta…Y eso, no se lo perdono y se la tengo jurá…
Ah, que triste y casto destino el mío.
Como me paso tanto tiempo como monja de clausura, me enciendo la tele un rato, y ¡¡oh que ven mis ojos de pupilas cambiantes¡¡ A humanos gritones y fanfarrones que me dejan los bigotes como escarpias. Así que, apago y me doy una vuelta por internet, aunque como se entere mi ama que le olisqueo sus cosas  se va a poner como una ¡¡desasloquizasquechillanenlatele¡¡ Aunque ella es otra cosa…Se pasa el tiempo dale que te pego a inventarse historias: Que si de amor, de lloros, de reírse un montón… ¡Jo¡, si en el fondo es de graciosilla que pa qué. Y una buenaza, las cosas como son…Hasta parece que fuera gata de tanto que sabe cosas sobre mi y la otra…¡¡Ahhh¡¡ la otra…Venus he oído que se llama…Menuda gatica de los cojo…nes¡¡ Pues que no me quiere ni en pintura…Qué tía, histérica como gata en celo. Cada vez que me ve, me saca los dientes y se le eriza el rabo… Ella, como tiene  más años que Matusalén, es la reina de la casa y yo, la princesa del garaje. Pero el gatico Jorgete me prefiere a mí, -que se chinche- que soy más dulce y sensual, aunque nada sexual -por culpa  del tal Falopio ese- Pero de vez en cuando me abraza y me lleva con él a respirar aire puro, diciéndome lo guapa que soy, y hasta me da besicos en la cocorota. Qué bonico es.
Leyendo un rato por esos mundos de locos, he descubierto que me gusta descubrir qué pasa por la suciedad…perdón, sociedad. Demasiadas cosas no las entiendo, porque yo,  aún soy una gata sin experiencia ni frenesí posible, y me queda mucho maullido qué resolver…
Por poner un ejemplo; yo no sé muy bien para que sirven las monjas, la verdad…Pero las pobres no lo deben estar pasando nada bien, con estos tiempos que corren, y la falta de solidaridad de algunos animales...




sábado, 28 de abril de 2012

LAXITUD Y OTRAS GAITAS.

Crónica del día: El erotismo no está reñido con la lengua; ni siquiera con las de doble filo...Y aunque la edad vuelve las carnes flojas y en los pies se instalan los callos; a falta de pan, nos haremos una tostada.

El espejo era sincero. Aquellas carnes flácidas y el pelo cano, eran fiel reflejo de que ya no eran los tersos cuerpos que se conocieron la noche en que, bajo la lluvia, el paraguas les cobijó al salir del cine cada uno por su lado, para acabar dándose el sí quiero en la premura de su juventud ardiente.

Ahora, arrastrando las zapatillas caseras, asaltaban continuamente al inodoro en un trasiego nocturno de incontinentes vejigas, mirando de soslayo al confidente por años, testigo de su metamorfosis en el rosa al amarillo de sus vidas, que había ido tejiendo bordones de encaje en su piel y convertidos a la par los frondosos bosques pelvianos, en despoblados y secos eriales donde, escarbar para sembrar, era poco menos que descalabrarse en encontrar la semilla fértil para dar fruto.

Intentaron en el desvelo, revivir algún momento del frenesí de aquellos años en los que, por poco que se rozaran, sus cabellos donde quiera que habitaran se erizaban y sus sexos se henchían insuflados de ánimo.

Lo intentaron una, otra, otra…y otra vez…Pero los pendejos desbarraban ralos huyendo de la persecución flácida, enconándose en la trasegada búsqueda de la pericia perdida.

No se dieron por vencidos. Muchos años llevaban ya desperezándose de sus sueños laxos.
El vibrador asomó consolante y saltarín entre las prendas íntimas, dándoles las buenas noches. Se lo habían traído de un sex-shop el viaje que hicieron lustros pasados a Amsterdam. Era más manejable y a pilas; mucho mejor que el que debía enchufarse a la corriente monofásica, aunque la potencia surtiera efectos trifásicos.

Pronto el artilugio volvió a su hábitat. Y las lenguas se propusieron, una vez más, seguir en su empeño entrenado. -Aunque desde hacía tiempo las dentaduras reposaran quietas y húmedas en la mesita de noche.


Los gatos bajo los tejados eran testigo entre ronroneos de los desvaríos de la edad y, maullando el celo ausente, se acomodaron los lomos dispuestos a dormir la noche.

Gata Literata.

En Locus Literario me dio por escribir "Erótica a más no poder". Lo traigo aquí porque en la Ciudad Gática se tiene libertad de credo...

viernes, 27 de abril de 2012

MAULLANDO A LA NOCHE.



Crónica del día. Si lloras, es que aún tienes ojos.

La ciudad se cubre de luces apagadas y, bajo las farolas, los gatos han silenciado las calles.

Silencio. Es hora de dormir.

Cuando los pájaros rompan el aire, aquí estaré, esperando que, bajo el sol,
  el día brille de nuevo.

Porque no importa si llueve y las nubes se visten de noche.

Siempre hay un motivo para seguir.

Maullándole a la vida.


Gata Literata.


miércoles, 25 de abril de 2012

CLARA, LA GATA TREPADORA.


Crónica del día: Cómo una gata sabe subir como subir se debe. Y bajar sin lanzarse al abordaje.

Clarita no es una gata común, aunque sea tan común como cualquier gata sin pedigrí, -que ni falta que le hace-, pero tiene un no se  qué que la hace diferente; al menos eso me parece a mi, que estoy con ella que no quepo de contenta, desde que me la encontré la noche lluviosa con un frío de perros, mientras tomaba una bebida espiritosa, y la traje a casa que no pesaba ni media cuarta, y ahora no cabe en el traje de cristianar.

Nunca he visto a gato alguno, subir y bajar  como lo hace Clarita, ora un zarpapie, ora un brazuelo, ora otro piezarpa, ora otro zarpazuelo...¡¡Ale hop¡¡. Y hacia abajo, un, dos, un, dos...Nada de ir al suelo de un golpe y sin elegancia gatuna.
La puerta del elevador, -que eleva lo que está abajo y baja lo que está arriba- es su hobbie. He aquí la muestra que muestro orgullosa como feliz mamá de felina tan oronda y de travesura tal que, si no fuera porque ya no me deja el tiempo -que tengo- me entrenaba con ella para escalar el Everest o, como poco, el Cerro del Reloj de la Villa.

Cada quién presume de lo que tiene. Otros de lo que carecen pero hacen creer que tienen; y los más, ni presumir saben porque no  encuentran pino para tumbarse en sus aljumas...En fin; que así es la vida de presumida. Pero yo si, yo presumo de ser una gata con suerte. Y quién no sea gatuna; que no se extrañe si se le llena la casa de ratones.

Gata Literata. 

lunes, 23 de abril de 2012

FANTÁSTICOS LIBROS.



Crónica del Día: Cuando te quedes sin palabras, busca en el interior de un Libro porque sin duda en él se encuentran todas las formas posibles de comunicación.

Hoy la lengua se vuelve de seda y la magia de los libros sale a tu encuentro.



Gata Literata.

viernes, 20 de abril de 2012

CAMBALACHE.


Crónica del día:  No habrá paz para los malvados.
Me lavo las orejas con las zarpas, porque los oídos me pitan de tanta tontería que, boquitas pintadas y labios bajo bigote, sueltan  para, como decía un poco más abajo sobre los bajos fondos de la “Vergüenza Real”; justificar lo que no tiene justificación.
Al cazador de elefantes, parece que al final vamos a tener que condecorarlo  con la Laureada de San Fernando, por pedir disculpas (previo asesoramiento) por su divertimento maltrecho, asegurando que, “lo siento, me equivoqué, no volverá a pasar”…¡¡pues faltaría más¡¡ que se atreviera con otro paquidermo, oso o bisonte, para solaz de tan altísima majadería.
Me viene a la cabeza “Cambalache”. El Tango que, seguro que a Lola, -la gata asidua de mi lengua gatuna- le gustaría bailar agarrada a un buen tanguero con mejor pata que la del “rey del mambo”.
Buena, buenísima letra la de este Tango que, ya me gustaría a mi poder bailarlo si no fuera porque las gatas no podemos tanguear  a cuatro patas.
Y que, por supuesto, tiene su ¡¡ay¡¡ en este momento de elefantes y otros abusos de poder…
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
ivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.

Resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.

Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...

miércoles, 18 de abril de 2012

CLARA, LA GATA.

Crónica del día: Travesura y glotonería gática y otras moralejas.

Clara, se ha embuchado en un día la comida de  siete. Jorgete, el gato que lleva poco tiempo entre la gata con zarpas de tigresa, -y en vísperas del viaje relámpago previsto el sábado- le dejó bien pertrecho el plato alimenticio.  Día y medio después, no quedaba croqueta que se preciara para análisis microbiológico. Por el contrario, la panza de la gata estaba para el toque de pandereta, -porque en menos que maúlla un maullido, se zampó el menú semanal. La gata no sabe, por glotona, dosificar la comida, y da igual la que se le deje, se la traga enterita, de una vez y sin respiro. 

Para acabar de redondear la hazaña,  y siendo cierto que la curiosidad mató al gato,  a punto estuvo de hacerse real la sabiduría popular,  Clarita metió su orondo cuerpazo por el asa de una bolsa de plástico, -de esas que hay que tener cuidado en arrojar al Medio Ambiente, si no queremos que sea medio ambiente- y, bajo el sofá, quedó aprisionada como adolescente embutida en licra fina. El maullido era ya de administración de óleo y  responso felino. -Menos mal, que las zarpas del gato maullador de poesía la liberaron in-extremis de un óbito casi seguro.

Nueve vidas tiene un gato, ¿o son siete? Sea como fuere, el ronroneo nos llegó al asombro, y en un choque de zarpas y apretón de bigotes, todo quedó en una travesura más de esta gatica que, cosa inusual, me encontré hace dos diciembres  en el Pub de moda tomando una bebida espiritosa. – la bebida la tomaba yo, ella husmeaba los rincones en busca de llevarse algo al galillo, con collar de fina estampa y cascabel de sonajero, mientras sonaba la música que se escucha mejor en el momento que la apagan.

Pese a las trastadas gatunas, Clara va mejorando con el paso de los días. Es cada vez  menos traviesa y, por otra parte, ya son más las caricias que prodiga, que los arañazos que propina.

Claramente, está demostrado que el tiempo va dotando  a la vida de madurez. Otra cosa es cuando sólo es la piel quién madura, sin conseguir la cabeza la sensatez que dan los años.  Así como está claro que volverse mayor no es igual que crecer; y hacerse viejo no siempre equivale a tener solera. 

Bajo mi tejado, maúllo aquello parecido a lo que Jhon Lennon decía, de que la vida es lo que pasa a nuestro lado, mientras otros se emperran en ladrarle a la dicha de vivir, arribando para subir en el ascenso.

Siempre debería ser mejor trabajar en equipo.

Gata Literata.

lunes, 16 de abril de 2012

VERGÜENZA REAL.


Crónica del día: Matar la vida por puro placer sin escatimar diversión ni costes. Real y verdadera vergüenza.

A estas alturas del dislate, parece que a demasiados ciudadanos les importa más  lo rápido que se recupera el Rey de España de su caída que lo ha puesto en evidencia, (quién la hace, la paga)  que del elefante caído a tiro de Monarca.

Se me ponen los pelos como escarpias, al comprobar, una vez más, como lo que no tiene justificación  se justifica en demasiadas voces, por mor de un respeto a quién, pese al linaje y enjundia real, no respeta la más elemental norma de comportamiento, ni por supuesto la vida, por muy animal que esta sea, y se le quita por el mero capricho que supone, como poco, un dispendio de 40.000 € por pieza cazada y que, salga o no cara al País, poco importa si quién se entretiene es el rey del pueblo ¿O tendría que decir del Mambo?

España se muere de crisis y desavenencias y el rey de “todos” los españoles, se divierte en un viaje de placer que podríamos considerar clandestino, para meterle un tiro en la cabeza a un inofensivo elefante en su propia casa.

De nuevo debo sacar a Lord Byron a colación cuando decía que “Cuando más conozco al hombre, más quiero a mi perro”

Vergüenza  me da y mucha, que demasiados tengamos que tragarnos sin poder digerir,  y con cuidado de exponer las  ideas, (no vaya a ser que nos demanden por injurias a la Corona) a una Monarquía por imperativo legal que es, como poco, para llorar. Los últimos acontecimientos Reales, están poniendo en el ojo de mira a una familia que debería dar gracias a su suerte por estar asentada en un país viviendo a cuerpo de rey, cuando la realidad debería ser la de cualquier hijo de vecino. Si trabajas, vives, si no, te embargo el chalé. Pero los palacios tienen patente de corso para acoger a residentes a los que, hagan lo que hagan, debe tenérseles  devoción y respeto, además de seguir pagándoles, con cargo a las arcas públicas, sus despropósitos. Mientras cinco millones de parados lloran su tristeza en España, sin conmover a la realeza.

La Justicia debería ser igual para todos. Un Rey se debe a su pueblo que es quién lo mantiene entre el lujo y la comodidad. Pero, sobre todo, debe demostrar respeto a la vida, la humana y la animal y no ir segándola por puro entretenimiento y despendole.

Si el elefante hubiera atacado a un humano, quizá hubiera sido por justicia. El elefante no perdona, y matar a tu madre, es motivo suficiente para que cualquiera, incluidos los paquidermos,  te den a tomar de tu propia medicina. Lástima que las armas de fuego sean tan rápidas. Más que la rabia de un elefante herido.


Gata Literata.


jueves, 12 de abril de 2012

EL GATO JORGETE.


Crónica del día:  Cuento Locusiano para un gato poeta.
La ciudad amaneció entre la melodía de los pájaros y el ronroneo arrullador de los gatos callejeros, durmiendo aún entre las sombras del silencioso parque.

La resaca de la noche anterior dormía entre efluvios de desbordada alegría, mientras las calles aún no habían despertado al bullicio acostumbrado, ni la prisa se hacía hueco a grandes zancadas por las avenidas que, horas antes, habían sido testigos de la explosión de júbilo y algarabía propiciada por el deporte nacional: El fútbol.

La noche se tiñó de verde cuando los más jóvenes del lugar celebraban eufóricos el triunfo de casa en ese 2-1 entre México-España. 

Pero ahora todo estaba en calma en la ciudad.

El coche, conducido con lentitud, paró frente a la solariega casa de jardín algo descuidado. El porte de la dama, de cabeza tocada con pamela colorista, zapatos de tacones imposibles y minifalda de vértigo, llegó al dintel de la puerta y, extendiendo el índice dedo con uña de manicura francesa y anillo de zafiros, tocó el timbre por enésima vez.

Sabía que el propietario estaba dentro. O al menos, eso esperaba. No creyó que después de la noche de goles y Coronitas, pudiera haber salido a sus quehaceres diarios. Estaría aún abrazado al sueño reparador.

El timbre sonaba claro en el interior y, no pensaba irse sin entregar lo que, asido con firmeza, empuñaba su mano izquierda mientras el ensortijado dedo de la derecha, imprimía insistencia a la desatendida llamada.

Por fin, despeinado, descalzo, y con una leve mueca de sueño agredido en su rostro, asomaba la cabeza el Sr. Drake, mientras se rascaba la barba de dos días que enmarcaba su rostro de amable faz, y dejaba entrever el asombro por la presencia que, ante sus ojos de inquisitivo mirar, se le presentaba con elegancia y rostro angelical.

¿Qué…qué quiere?…-le preguntó a la dama recién salida de un escaparate de moda, a la que no reconoció.

-Déjame pasar, y lo sabrás. Le espetó segura de que pronto se abriría la puerta de par en par.

Mister Drake, no lo dudó. A esas horas, tan bella mujer acariciando a su timbre, no podía ser más que un regalo propiciado por su suerte de hombre con suerte. Mientras se atusaba el flequillo revuelto por la almohada reparadora de desvelos, la dama, le ponía en la mano, sin mediar palabra, el paquete.

-Toma, te lo has ganado.

-¿Pero…que es, quién es vd. Qué busca de mi?

Ella, no le dejó seguir. No necesitaba alzarse sobre los tacones ya alzados y, sin más preámbulos le espetó el más húmedo beso y cálido abrazo que Mr. Drake recordara.

Las seis gatas saltaron del trasportín ronroneando a su alrededor. Pronto, el gato más gato de todos los gatos, fue inundado de lameteos y coquetos maullidos, a la vez que la pamela yacía en el suelo y las ropas se desacomodaban en los cuerpos.

Cuando llegó la noche, Él, Ella y las Gatas, se preparaban la cena de arenques fritos y melón con jamón.

Gata Literata.

miércoles, 11 de abril de 2012

DESDE MI GATERA.


"Cúanto más conozco a los hombre más quiero a mi perro". Lord Byron.
Crónica del día: Cúanto más conozco a las personas, más felina me vuelvo.
Viene bien traer a colación esta frase que, plagiando a Lord Byron, y la utilizada por personas con la capacidad racional de serlo, comprenden que los animales reconocidos como irracionales, son más capaces de sentir animal humanidad, que demasiados humanos clasificados de natural como personas.

Recuerdo un anuncio televisivo, hace ya varias lunas,  mientras descansaba plácidamente en mi cómodo hogar gatuno, de un perro abandonado por sus amos y aquella mirada triste de incomprensión, cuando arrastrando la ternura abandonada, se decía aquello de que “él nunca te lo haría”. El perro, que ya no interesaba como entretenimiento del capricho, y se le dejaba al amparo del desamparo en la calle ruidosa y habitada de peligro,  metía en  una maleta las pocas pertenencias que le eran necesarias, en realidad, para emprender el viaje de la vida: un hueso para comer y una necesidad de amor, incuestionable.

Maullando como quién canta una nana, hoy he despertado recordando un sueño: Había recogido a cuatro hermosos gatos pelirrojos de los cuales, uno estaba enfermo y, por consiguiente, más vulnerable  a los vaivenes de la incipiente entrada a la vorágine de una vida a veces demasiado dura y triste regida por humanos. Los escondía en un armario ropero para no ser reñida  por Jorgete, el gato mimoso, por llenar la casa de congéneres, pero debía sacarlos a la luz, cuando el alimento era primordial para ganarle la partida al desánimo y la fuerza por seguir en un mundo en el que siempre se espera que “algo cambie para que todo siga igual”. -Frase que siempre araño con suavidad, cuando quiero decir lo que El Gatopardo ya había dicho para evidenciar lo que sucede cuando nada nuevo sucede bajo el cielo azul, a veces tirando a gris y nube, porque siempre estamos en el continuo más de lo mismo.

Hoy, de nuevo, compruebo cómo puede ser de dolosa la condición humana. Cómo a algunas personas que creen mear agua bendita, no le duelen prendas en inventar y tergiversar si así conviene a sus intereses, para quedar como aceite en el agua, y cómo el odio se arraiga con fuerza en sus corazones.

 Dicen algunas que se llaman fieles perras que; “si me dicen chucho, meneo el rabo”. Lástima que no sean perras, de verdad, porque otro gallo les cantaría.

Entre ladridos equivocados, concluyo en mi pensamiento cronista del día que no es fácil a veces ser gata sin necesidad de sacar las uñas. Otra cosa es que te obliguen  a hacerte la manicura, porque entonces hay que tener las tijeras afiladas. Como hace Clara, la gata llegada del frío, que siempre abre las zarpas en busca de una caricia, pero acaba llevándose briznas de piel en el intento.

Pero yo,  Venus enamorada, seguiré calentándome al sol en mi gatera, mientras el viento de la primavera barre las calles, como  habitante de un Mundo Feliz, en un mundo demasiado infeliz y des-humanizado; porque no hay que olvidarse que soy gata muy, pero que muy humana,  y a mucha honra.

Gata Literata.

miércoles, 4 de abril de 2012

LÁGRIMAS DE LLUVIA.


Crónica del día:  Maullando bajo la lluvia.

Que no siempre llueve a gusto de todos, es tan viejo como el llover. Pero bajo mis pupilas y entendimiento me encuentro analizando que la contradicción humana es tal, que maúllo sin cesar preguntándome qué pasa con la mente de idem.

Arqueo el lomo para desperezarme de la noche. Las sábanas me han dejado el pelo revuelto y tengo que atusarme bien después de la ducha mañanera. -Sí, ya sé que habrá quién piense que no soy leal a mis congéneres, por no huir del agua, pero os aseguro que solo me pasa si me escaldan- y mientras el líquido elemento me reconfortaba del poco sueño que me permito, que, por otra parte, debe ser la edad que se acomoda más bien despierta que entregada al placer de abrazarse a Morfeo, voy barruntando que a demasiada gente no hay gato que la entienda.

Bajo mi tejado, veo que sacan en el mes de las flores a pasear a un Cristo para que llueva, y ahora le hacen rogativas para que escampe. Maullando para mis adentros, me pregunto, quién leches entiende el asunto.

En el cielo, que es de donde viene la lluvia, deben tener un cacao tremebundo. Si Dios todo lo ve, debe mirar para otra parte, porque bajo su orbe celestial están haciéndose cruces.

Llantos y flagelos. Penitencias imposibles. Arrastre de culpas y lamentos. Desaliento terráqueo… todo ocurre bajo las nubes. ¡¡Y todo, porque está lloviendo¡¡. Pero hombres de Dios, si en “abril aguas mil”. Ya lo dice el refrán popular que, por ende, decimos que no engaña. ¿Entonces, a qué tanto lloriqueo?

Atuso los bigotes y huelo a tierra mojada. Y me digo toda ufana, que el privilegio no es baladí. Sí, ya sé, quizá debería llover en otro momento, que a una aún le gusta arrastrar el alpargate entre la humanidad, y que, bueno, entiendo que los que se pasan todo el año esperando cargarse la columna vertebral y los juanetes por la carga, quieren lucirse y espulgarse entre  sus creencias. Pero para mi que una cosa es la fe y otra la agricultura.

Mi amiga perruna, Amparichu, -sí, es posible la amistad entre perros y gatos- me dice que no me olvide del Tomillo. Claro, que al paso que vamos, olerlo va a ser todo un calvario. Si hasta lo estamos dejando para museo del recuerdo. Cada vez está más caro de dejarse ver y, hace bien, porque el viernes semanasantero por excelencia, el pobre se resiente de los estirones y desgarros, sufriendo de narices lo suyo; por lo que habrá que afanarse en encontrarlo con el hocico, como quién busca trufas.

En fin, que pese a los pesares; la lluvia es caricia fresca, agua de vida y caldo de cocido. Y si no fuera por las lágrimas, se secaría el manantial de los ojos. Así que, al mal tiempo buena cara, y si llueve, le dejaremos caer.

Gata Literata.

Quizá debería cantar una Saeta,  pero mejor será que no saque las zarpas del tiesto.





lunes, 2 de abril de 2012

GATOS EN PROCESIÓN.


Crónica del día. Abriéndose paso entre los Pasos.

Estamos en plena vorágine semanasantera. Los gatos siguen sin inmutarse bajo el ritual de su limpieza. Lamiéndose y relamiéndose. Las calles huelen a pescaíto frito, -dicen que estamos en Cuaresma, y hay quién cumple el ritual de no pecar con la carne-. Claro, que me pregunto yo, qué tendrá que ver el culo con las témporas.

Decía el otro día una madre apoyada al mostrador de la carnicería, donde compraba “para estos días”, que su hija le había pedido que el Viernes de Dolores  no le hiciera arroz con “pescao”, sino que le pusiera magra fresca. Ella, la miró con ojos de  madre con pecado concebida, y le dijo que sí, con la condición de que se portara bien y el Domingo fuera a la Procesión de la Burrica, que es la misma del Domingo de Ramos, donde antiguamente nos decían que, “quién no estrena no tiene manos”, y había que estrenar el vestido nuevo del Viernes Santo en el Calvario, y los zapatos de charol reluciente.

Está claro que a estas alturas del catecismo, pecar, lo que se dice pecar, ya no se peca como antiguamente  pecaban lo pobres, -mientras los ricos se tragaban los pecados  con  dispensa clerical- Pero aún queda mucho, aunque parezca mentira, del  arraigo de aquello que podría llamarse “el credo con rezo entra”, que yo, me acabo de inventar, como símil de la otrora utilizada “la letra con sangre entra”.

Desde mi tejado, observo el bulle-bulle de los humanos afanados en una religiosidad que ni de lejos me la creo. Calle arriba, cerro abajo, los días que han precedido a la llegada de la Semana de Pasión, que llaman, son un continuo machaqueo de  trompetazos y tamborilazos a cualquier hora, con sus correspondientes aguijonados auditivos, como si la hipotética expiación de culpas, fuera cosa de ensayos para no fallar en la fe de estos días.

Pero es lo que hay. Pese a lo que me maúllan las vísceras, nací bajo el sol del gático pueblo donde todo es Semana Santa, y antes se enseña a un niño a tocar el tambor que a hacer la o con un canuto. Por tanto, seguiré calle arriba, cerro abajo, con las manos aferradas al tambor tocándole la piel junto a mi gente. Porque sí, lo confieso, lo mío es el toqueteo…¡¡Zapatata¡¡…

No faltaré, ni quiero, al encuentro de la Bendición en el Calvario. Y, como vengo maullando desde que tengo uso de razón gatuna, en ese momento me recorre el cuerpo un no se qué, que ni explicación tengo para maullarlo; por tanto, aunque la lluvia anunciada nos agüe el invento, dejaré que, como siempre que llueve cuando menos se le espera, el agua me acaricie con sus  lamidos , porque el Nazareno, con su mano al viento, me engatusará de nuevo.

Este año, gracias al cielo, Jorgete, un gato mimoso como pocos, maullará cerca y le dejaré que coma carne. Porque un buen gato que se precie, no puede hacerle ascos al amor.

Gata Literata.

CIUDAD GÁTICA.



Desde hoy, habrá siempre luz en los balcones. Serán los ojos de gata que miran hacia la noche cuando el día se duerme plácidamente bajo el ronroneo, y las pisadas se silencian bajo los sueños.

La Ciudad Gática, es otro lugar más donde el Reino del Senti-Pensar se abre a los corazones felinos y a los no tanto. Pero gatos al fin y al cabo, porque si algo he ido descubriendo en mis años de vida gática, es que no hay nada como ser un gato con ínfulas de humano, o un humano con intenciones gatunas.

Bueno, sea como es; que aquí se abre una nueva puerta. Detrás está el camino que lleva al Bosque Animado, eso sí, porque en definitiva la pretensión no es otra que la de animar a que se animen, los que puedan estar más desanimados.

Las gatas de esta casa, Clara y Venus, os irán contando con su lengua  historias gatunas , y cómo no, os maullará el gato mimoso  Jorgete. Sin dejar de lado las aventuras y desventuras de la felina más humana de cuantas gatas pudieran encontrarse. Ella es, como su sonrisa indica, alegre y chispeante de “personalidad personalísima” Y es quién, subida al árbol más antiguo del bosque, observa y cuenta, llevándonos de su mano empuñada de letras al mundo mágico de contar, y de sus palabras enfundadas de verbo, a pasear por los caminos que se abren en un entramado llamado Vida.

Por esto y por mucho más, sean bien venidos, hombres y mujeres de buena voluntad,  y, si gustáis, disfrutar de los momentos que los gatos os dediquen desde sus gateras. Habrá, como no, de todo, como en la ciudad.


Gata Literata.