Crónica del día: Cuando el gato no tiene que hacer, con el rabo escribe lo que le sale del bolo.
Fdº Clara, la gata.
El tejado me resbala
y de un salto me largo a la terraza, donde se respira un aire limpio y fresco a
cuenta de la lluvia caída.
Mi ama me tiene a
dieta. Dice que menos croquetas y más ejercicio, pero eso sí, si me salgo a la
calle, ya está con su cantinela de que no me vaya lejos, ni tampoco cerca, ni
que me entretenga olisqueando los rincones callejeros, ni que suba ni que baje;
o sea, que me esté quieta y eso, para mí, es más que imposible porque, ¡menuda
soy yo¡ Claro, que la culpa la tiene ella, por hacerme la ligadura de trompas
que, según le tengo oído no es de un elefante (que a esas se las carga el rey) sino de un tal Falopio que a saber
quién será y que tendrá que ver conmigo. Pero el caso es que ni echarme novio
puedo; menos un ligue de ocasión: con la de morenos, rubios y tostaos que
pasean por mis narices. Me ha convertido en una modosa gata encerrada, sin un
lindo gato que llevarse a la canasta…Y eso, no se lo perdono y se la tengo jurá…
Ah, que triste y casto destino
el mío.
Como me paso tanto
tiempo como monja de
clausura, me enciendo la tele un rato, y ¡¡oh que ven mis ojos de pupilas
cambiantes¡¡ A humanos gritones y fanfarrones que me dejan los bigotes como
escarpias. Así que, apago y me doy una vuelta por internet, aunque como se
entere mi ama que le olisqueo sus cosas se va a poner como una ¡¡desasloquizasquechillanenlatele¡¡
Aunque ella es otra cosa…Se pasa el tiempo dale que te pego a inventarse
historias: Que si de amor, de lloros, de reírse un montón… ¡Jo¡, si en el fondo
es de graciosilla que pa qué. Y una buenaza, las cosas como son…Hasta parece
que fuera gata de tanto que sabe cosas sobre mi y la otra…¡¡Ahhh¡¡ la otra…Venus
he oído que se llama…Menuda gatica de los cojo…nes¡¡ Pues que no me quiere
ni en pintura…Qué tía, histérica como gata en celo. Cada vez que me ve, me saca
los dientes y se le eriza el rabo… Ella, como tiene más años que Matusalén, es la reina de la casa
y yo, la princesa del garaje. Pero el gatico Jorgete me prefiere a mí, -que se chinche- que soy más
dulce y sensual, aunque nada sexual -por culpa del tal Falopio ese- Pero de vez en
cuando me abraza y me lleva con él a respirar aire puro, diciéndome lo guapa
que soy, y hasta me da besicos en la cocorota. Qué bonico es.
Leyendo un rato por
esos mundos de locos, he descubierto que me gusta descubrir qué pasa por la suciedad…perdón,
sociedad. Demasiadas cosas no las entiendo, porque yo, aún soy una gata sin experiencia ni frenesí
posible, y me queda mucho maullido qué resolver…
Por poner un ejemplo; yo no sé muy bien para
que sirven las monjas, la verdad…Pero las pobres no lo deben estar pasando nada
bien, con estos tiempos que corren, y la falta de solidaridad de algunos animales...
Ay Clarita, no sabes lo feliz que eres estando destrompada... ¿Tú sabes los disgustos que te evitas, cielete?
ResponderEliminarPor ejemplo, cuando viene el celo, esperar al chulo del Don Gatao de turno que te preñe con dolores para perpetuar la especie, que no por el placer del orgasmo, y luego, si te vi, pos que no me acuerdo.
Luego, a la hora del parto, angustias en soledad, tras lo cual tienes que romperte el coco para buscar comida con el fin de estar fuerte para poder alimentar a los mamoncetes de la camada durante por lo menos dos o tres meses... Te quedas hecha una piltrafa, que a los dos o tres años de camadas, pareces la tatarabuela de tus crías... ´amos, calla...
Te mando una caricia,
Lola.
Miaauuuu, por lo que a mi respecta, Gata Lola, estoy como gata por rastrojo...jajaja...que en cuanto veo la puerta abierta, me doy unos revolcones conmigo misma por el asfalto que no veas. Pero te doy la razón; no está una para cambiar picos ahora...bueno, pañales...Que se me va la mente a la época del invento del cuplé...
ResponderEliminarMaauuu...por cierto, Venus ha salido disparada de su cómodo descanso del rendido sofá; un gato en celo acaba de pegar un alarido tipo maullido desquiciao, que me ha dejado a mi los pelos del rabo mirando a la luna que se asoma entre nubecias tiernas.
Maulliabrazo.